Recuperar la energía térmica presente en el aire viciado extraído de los ambientes, que, de lo contrario, se perdería, para garantizar la calidad del aire interior evitando los derroches de energía. Esta es la función del recuperador de calor, un componente ya presente en la mayoría de las unidades para la renovación del aire, que a lo largo de los años ha tenido una importante evolución siendo cada vez más eficiente.
¿Qué es un recuperador de calor y cómo funciona?
Tal como indica la propia palabra, los recuperadores de calor son unos “dispositivos tecnológicos” que tienen la función de transferir calor entre dos fluidos (aire o agua). En el caso concreto de las instalaciones de ventilación, esta transferencia tiene lugar entre dos flujos de aire: el calor es recuperado por el flujo del aire usado presente en los ambientes interiores hacia el exterior, para, después, ser cedido al flujo de aire entrante. No es una casualidad que con la ventilación mecánica controlada, la solución más difundida para favorecer una renovación correcta y constante del aire de los ambientes sin tener que abrir las ventanas, sea posible recuperar hasta un 80-90% del calor contenido en el aire antes de proceder a la expulsión.
La tecnología de la recuperación de calor de flujos cruzados
Los recuperadores de calor de flujos cruzados se encuentran entre los sistemas para la recuperación aire-aire más difundidos y pueden complementarse, si es necesario, con baterías de calentamiento o de enfriamiento para reducir la cantidad de energía necesaria para mantener las condiciones internas. Por lo general, están compuestos por placas de metal (aluminio o acero) con un diseño particular que son montadas entre sí y que permiten la transferencia del calor, ya sea por convección ya por irradiación, desde el aire de expulsión al aire limpio procedente del exterior, sin que jamás los dos flujos entren en contacto.
A menudo, este tipo de recuperador de calor dispone generalmente de una compuerta de bypass, que excluye del tratamiento de recuperación una parte o, incluso, todo el aire exterior entrante. ¿Y cuál es el motivo? Evitar el riesgo de escarcha en el periodo invernal o simplemente aprovechar el llamado free-cooling, esto es, el enfriamiento “natural” obtenido cuando la temperatura del aire exterior es suficientemente baja como para no requerir otros tratamientos. Los recuperadores de flujos cruzados llegan a recuperar entre un 40 y un 70% del calor y, en algunos casos, pueden alcanzar un rendimiento cercano al 80%.
Transferir la humedad con el recuperador de calor entálpico
En los sistemas de ventilación mecánica controlada frecuentemente se oye hablar de recuperador de calor entálpico. ¿Qué significa y cuál es la diferencia respecto del sistema estándar del que hemos hablado previamente? Este dispositivo no se limita a recuperar del flujo de aire de expulsión la energía térmica sensible, esto es, el calor, sino también el valor de humedad. En este caso, el resultado es doble; por un lado, se incrementan la eficiencia y el rendimiento total; por el otro, se evita que el aire entrante sea excesivamente seco. Además, los recuperadores de calor entálpicos se realizan con materiales porosos, ya que deben transferir no solo calor, sino también el vapor acuoso desde el aire expulsado al aire entrante, y viceversa.
La recuperación de calor es aún más eficiente: la recuperación termodinámica
El recuperador de calor de flujos cruzados, pero también el recuperador monoflujo, suelen definirse como estáticos puesto que no prevén ningún tipo de componente móvil. Para aumentar la eficiencia global de la instalación, muchas centrales de tratamiento del aire se caracterizan por la adopción de un segundo sistema de recuperación de la energía. En este caso, se habla de una unidad equipada con un recuperador termodinámico, en el que al primer recuperador de tipo estático se asocia otro, de tipo activo, realizado a través de un circuito frigorífico con bomba de calor.
El recuperador estático de flujos cruzados transfiere el calor procedente del aire extraído al aire de renovación, mientras que el circuito frigorífico con bomba de calor entra en funcionamiento como apoyo del primero, cuando las condiciones de la temperatura interna y externa así lo requieren. El resultado es un ahorro energético importante, que se combina con una mejora del confort temohigrométrico y de la calidad del aire.